Introducción
Había terminado de escribir el libro Cambio de
Sentido y entonces me pregunté ¿Qué
escribiré ahora? La respuesta no se hizo esperar,
produciéndome una profunda impresión. Había
hecho un descubrimiento. El ordenamiento de las partes, que le
dio configuración a la estructura del texto, se produjo en
forma espontánea y no premeditada. Nada hacía
pensar con anterioridad que se estaba creando un conjunto de
piezas para la formación de un libro de esta naturaleza.
No existía una planificación consciente de una
actividad de este ámbito, pues sus partes (como piezas de
rompecabezas) se fraguaron sin otra razón, que la
expresión de un sentimiento libre y espontáneo, en
el momento en que se produjo. Ahora al hacerme la pregunta
aludida, saltó a mi vista una agrupación de las
partes en una estructura de mayor complejidad, en que todas ellas
estaban interrelacionadas. Creo que prestar atención a
esto, puede ser quizás el último recurso para el
cambio, después de haber probado otros caminos de
transformación personal.
Cada una de las partes, fue elaborada conscientemente
para fines diversos en su propio tiempo. Ahora me encontraba con
una serie de interrogantes a las que no podía dar una
respuesta clara. No tenía certeza de si existía o
no una causalidad o finalidad inconsciente que señalara
que ciertamente se estaba preparando este ensayo con anterioridad
a la toma de conciencia en ello. No era consciente de mi
participación activa de su creación
inconsciente.
Pareciera ser que la clave está en la
cooperación de los factores opuestos, integrados en una
sola unidad, en una relación del tipo "esto y lo otro" en
vez de "esto o lo otro", disolviendo las dicotomías. Esto
es quizá lo que nos ha venido enseñando la
religión: "buscad la unidad en todo". Ya lo dijo
Jesús: "Si dos o más se unen en mi nombre,
ahí estaré en medio de ellos".
Sin embargo, existe un último recurso para el
cambio, que nos lleva al Momento y a la Presencia, sin
preocupaciones y recuerdos, a la des-identificación de
nuestra personalidad trascendiendo las fronteras de nuestra forma
cotidiana de vivir.
¿Cómo facilitar estas actitudes en la vida
cotidiana?
Vivir en el presente por un día implica comenzar
a prestar atención total a lo que estamos haciendo en ese
momento, sin derivar nuestros pensamientos hacia preocupaciones
en otras cosas o lugares del tiempo o del espacio. Es como
detener el tiempo en el presente. Se excluyen los recuerdos y no
hacemos proyectos o proyecciones. Estamos absortos en lo
atingente a cada acción. Somos cien por ciento actores.
Comenzamos así a aprender a focalizar la atención,
lo que nos va haciendo más sensibles a los
estímulos en este estado de alerta. Si comemos, darnos
cuenta que estamos comiendo; si escuchamos música, darnos
cuenta que oímos; si miramos un objeto o paisaje, darnos
cuenta que vemos, etc. Al término de esta jornada, de
vivir el presente por un día, nos daremos cuenta que
podemos tener el timón de la atención a nuestro
cargo y poder dirigirla a donde queramos, reduciendo las
sensaciones a un sólo sentido. Es una actitud religiosa de
"a cada día su afán".
Trascender la identidad por un día, es como dejar
morir a nuestra identidad. Transcurre el tiempo con un sentido de
aceptación total a lo que ocurra o no, sin buscar alterar
la condición natural de la existencia. Si es bueno o malo
para nosotros, lo aceptamos sin resistencia alguna, sino con una
actitud de "lo que Dios quiera para nosotros, así sea".
Puede parecer pasividad esta actitud, pero no es así. Se
requiere mucha voluntad para permanecer en este estado, sin hacer
un movimiento para cambiarlo. Es una actitud taoísta: una
pasividad "activa". En un sentido religioso equivale al "descanso
del Sábado".
Durante toda mi vida, que anduve tras la búsqueda
de un camino mediante escritos y lecturas, nunca percibí
que había estado siempre frente a mí, el
instrumento ideal para el cambio. Ahora, de improviso, aparece
ante mí la claridad mental, de que siempre tuve a
disposición de uno de los mejores recursos para el cambio:
escribir y leer sobre el cambio eran y son en realidad formas de
meditación, de acceso directo al inconsciente. Este fue en
verdad el descubrimiento a que aludía al principio de esta
introducción.
La diversidad de las notas y tonos, de la escritura
musical además del tema de que se trate, son las que le
dan ritmo y melodía a la música. Así
también podemos decir, que la literatura es
música y esta puede ser una forma de introducirnos,
como en una melodía, al interior de nosotros mismos a
través de las diversas formas de la literatura.
Así nuestra búsqueda de la identidad
suprema, puede comenzar redescubriendo el presente en las
diversas formas de la escritura y también en la
identificación con la temática de la lectura
imaginativa. Quizás con estas formas del proceso de
cambio, podamos descubrir y sumirnos al interior de la
Intuición y Creatividad, que son puertas de acceso al
inconsciente. De ahí que, para facilitar el desarrollo del
proceso de cambio (y del mismo texto) se contempla en esta parte
de algunas Cartas, Pensamientos, Cuentos y Poemas.
Por todo ello, esta monografía,
está dedicada…
A TODOS LOS PENSADORES, ESCRITORES, ARTISTAS, CREADORES
Y POETAS QUE LLEVAMOS DENTRO, ES DECIR, A TODOS.
De la
lectura
Leer, es trascender la cotidianidad; es sumirse en el
mundo de la imaginación. Cuando comenzamos a
interiorizarnos en la temática de un libro, podemos
olvidarnos de nosotros mismos, trascendiendo nuestra identidad y
aventurándonos como testigos y participantes en la propia
aventura imaginada. Si realmente estamos profundamente
concentrados en la lectura, puede ser tal la fuerza del
desprendimiento de nuestro ego con la identificación del
relato leído, que prácticamente nos desconectamos
con la realidad ordinaria, como si estuviéramos
hipnotizados. El tiempo transcurre sin darnos cuenta en ello. Al
terminar de leer, tenemos que reorientarnos para saber
dónde nos encontramos. Tal es la energía de la
visualización.
Siempre se dice que uno sigue la senda de los maestros,
cuya vida se refleja en los escritos que legaron para la
posteridad. De ahí que, acudir a estas referencias es un
paso importante para la integración en nuestro
comportamiento, de formas de vida diferentes a la nuestra. Esto
me recuerda cierta anécdota: Hace mucho tiempo, cuando
aún no pensaba escribir de estos temas, un amigo me hizo
la pregunta respecto a qué libro le podía
recomendar para el desarrollo personal, suponiendo él que
yo había leído bastante sobre ello. Para salir del
paso, le contesté que debía leer el libro que iba a
escribir.
Ahora, frente a la misma pregunta hecha por ustedes, no
podría responder así mismo. Sin embargo, para
mí, el libro elegido debería contener al menos
algunos aspectos que incitaran a la meditación sobre la
conciencia: el problema existencial, una forma de vida del ser,
un libro de la acción y la creación, una
visión de maestros y el arte de vivir.
Sin embargo, existe otro libro al que podemos acceder en
estados alterados de conciencia. Nos referimos al "Libro
Interno".
Una forma como se manifiesta nuestro "maestro interior",
se produce cuando por ejemplo tenemos una necesidad imperiosa por
conocer y expresar el contenido de un tema específico
cualquiera, y que hemos profundizado y desarrollado en nuestra
mente por algún tiempo. Generalmente ocurre que, una vez
olvidado este episodio, tenemos un "feliz encuentro de algo
inesperado", que ya con anterioridad habíamos imaginado e
ideado de un modo realmente coincidente a lo que queríamos
expresar. Sucede como si nuestra conciencia interior hubiese
leído el libro elegido y nos dirigiera directamente hacia
él de forma inconsciente, actuando este "maestro interior"
como un bibliotecario que proporciona la referencia
bibliográfica necesaria para la comprensión y
ratificación del tema en cuestión,
liberándonos del esfuerzo que significaría buscar o
redactar conscientemente dicho tema. Este es quizás uno de
los más gratos fenómenos de la conciencia,
experimentados durante el desarrollo de la escritura de mis
libros, pues en muchas ocasiones se presentaron estos efectos de
sincronicidad.
De la
escritura
Una de las formas más adecuadas para entrar en
contacto con nuestros pensamientos más íntimos, es
la de ponerse a escribir. No importa el tema que escribamos, sino
que el ejercicio de comenzar a escribir, de por sí,
incentiva los mecanismos inconscientes para expresar nuestros
pensamientos. Así, cuando escribimos por ejemplo una
carta, antes de comenzar no sabemos lo que vamos a decir. Al
término de ella, es probable que nos encontremos con la
creación de algo no premeditado, sino más bien con
la manifestación consciente del inconsciente. Escribir, es
un medio excelente, para hacernos más presentes. Al estar
concentrados en lo que estamos expresando, nos olvidamos de todo
lo que no sea lo que tenemos entre manos en ese momento y,
comenzamos a vivir los sentimientos que brotan de nuestro
interior.
La escritura, fuera de hacernos más conscientes,
nos traslada más allá de nuestro ego habitual,
eliminando las fronteras que creamos nosotros mismos.
Después que hemos estado escribiendo, pareciera que hemos
vivido otra realidad que trasciende el espacio y el tiempo y
entonces debemos reorientarnos a la realidad cotidiana como si
hubiéramos permanecido dormidos.
La escritura nos prepara para la meditación. A
veces sucede en un momento de profunda concentración en la
escritura, se experimente una realidad similar a la del proceso
de meditación Así podemos decir, que la escritura
es meditación, un proceso de focalización de la
atención, que si bien, no produzca directamente la
iluminación, es un excelente camino de preparación
y entrenamiento de la conciencia del presente. Cabe recordar que,
muchas veces lo que escribimos en un estado de conciencia no sea
comprendido en otro estado. Es como si hubiésemos escrito
en otro lenguaje al punto de exclamar: ¡Y pensar que yo
escribí eso! Esto nos sugiere que cuando escribimos
estamos en presencia de un estado de conciencia especial de
comprensión que no es asimilado al entendimiento en el
futuro. Así, al revisar lo escrito con posterioridad, es
probable que alteremos su contenido por estar en otro nivel de
conciencia, distinto al del momento de escribir. De ahí
que, lo que comenzamos a escribir, nunca será igual a lo
que terminamos después de sucesivos borradores, que no son
más que diversos estados de conciencia que perciben la
realidad de otras formas. Cada borrador es valedero para su
propio estado de conciencia. Esta es quizás el origen de
la transformación continua de un libro, por los cambios de
estados de conciencia del autor. Entonces, un libro, no es
más que la expresión escrita de la
transformación de la conciencia de su autor.
Dejémonos de describir, lo que sucede al escribir
y comencemos a hacer consciente el inconsciente…
Elijamos un tema (mejor que no conozcamos) y comencemos
nuestra aventura de aprendizaje hacia la transformación de
nuestra propia conciencia.
Ahora comenzaré a escribir, pero antes debo
recordar que aprendemos a escribir sólo
escribiendo.
El papel que juegan la escritura y la lectura dentro del
proceso de transformación personal, es darnos cuenta de
cuan alejados podemos estar de la conciencia de unidad al
percibir al hombre como medio o fin en sí mismo. La
escritura y lectura como prescripciones de comportamiento,
facilitan el encuentro consigo mismo, preparándonos en
focalizar la atención, permitiéndonos descubrir el
presente en todo lo que hacemos y trascender la propia identidad
(Ego), hacia la búsqueda de Ser Uno con Todo. Toda esta
preparación de la conciencia individual, nos facilita la
apertura a la meditación. De regreso a la realidad
ordinaria del Ego, sabemos que podemos volver a experimentar una
aventura hacia el cambio, aunque ya no sea necesario, pues ahora
ya somos diferentes a lo que éramos antes de acceder al
territorio sagrado del sí mismo.
Cuento
El Camino del Cambio.
Como todas las noches, el abuelo se acercó a su
nieto para contarle un cuento antes de prestarse a
dormir.
– Ya que es muy tarde, hoy te voy a contar sólo
el cuento de las cuatro estaciones.
Hace mucho tiempo, en un lejano lugar vivían
cuatro hermanos: tres niños y una niña que jugaban
en el patio de su casa.
Otoño se llamaba uno de ellos y era muy joven. Se
lo pasaba corriendo como el viento, de un lugar a otro, a veces
suavemente y otras muy fuerte, de tal modo que su ropa se iba
cayendo poco a poco hasta casi quedar desnudo y comenzando a
sentir mucho frío.
Su hermano Invierno, estaba llorando a cántaros y
gime de dolor, pues no lo comprenden que trata de hacer revivir
una planta seca y sedienta de agua antes que se muera de
dolor.
Primavera, la niña hermosa como una flor,
está feliz porque goza y disfruta el pleno día de
sol en su jardín lleno de estrellas multicolores y
fragancias.
Verano, el hermano que no se abriga pues vive
mojándose en las cálidas aguas de su tina de
baño, pasa las horas descansando sin preocupación
alguna.
Cierto día se encontraban en el lugar de siempre
y cada uno de ellos, intentó cambiar y ser como los otros,
pero no sabían cómo hacerlo. Entonces a uno de
ellos se le ocurrió que podían hacer una ronda, y
tomándose de las manos comenzaron a girar y girar; tan
rápido lo hacían que cada uno de ellos
comenzó a sentir que tomaba el lugar del otro hermano que
le seguía. Otoño se convirtió en Invierno;
Invierno se trasladó a Primavera; este saltó al
Verano, el cual volvió al Otoño. Así
continuaron cambiando, a tal punto que perdieron la identidad
original, manteniéndose eternamente cambiando y
conformando las cuatro estaciones del año: Otoño,
Invierno, Primavera y Verano.
Para cambiar Otoño, tuvo que darse cuenta que no
lloraba y que podía y debía tener esta
emoción. Esto le llevó a modificar su conducta y
carácter habitual de frialdad, que lo alejaba de esa
experiencia, al comprobar que ese sentimiento no era sólo
propio de las niñas, sino que también él
como niño, podía llorar y prestar atención a
esta emoción y por eso no dejaría de ser hombre. La
negación del sentimiento, no lo hacía ser
auténtico y mantener una relación sincera con los
demás, pues siempre había estado cuidando de
presentarse invulnerable y competitivo a los demás. Una
vez que comprendió, que llorar era un sentimiento de
todos, su vida cambió; ya no se esforzaba
inútilmente en fingir; ahora era un auténtico
niño, sin temores ni angustias por la opinión de
los demás. Así se volvía creativo, sin
inhibiciones que entorpecieran sus capacidades y potencialidades
interiores.
Cuando Invierno se dio cuenta que si seguía
siempre llorando, no tendría jamás la oportunidad
de cambiar su vida, sólo entonces comprendió que
debía hacer algo para modificar su conducta. En sus
comienzos, cuando lloraba, Invierno obtenía todo lo que
quería pero luego percibió que ya no le
creían cuando lloraba, incluso esta situación lo
perjudicaba. De ahí, que decidió cambiar de
estrategia y abandonar este sistema de vida y sólo
debería llorar en casos necesarios y ocasionales, cuando
realmente sintiera una motivación interior. Ahora ya no
lloraba sólo por sí mismo, sino que lo hacía
por los demás: por el hambre, sufrimiento y dolor ajeno;
por la ignorancia y enfermedad de sus hermanos humanos; por la
cultura competitiva y de egoísmo extremos; por la
dificultad e incapacidad de cambiar del hombre hacia una vida
más humanitaria.
Primavera no quería cambiar, pues estaba
fascinada y feliz en ese ambiente grato de todos los días.
Sin embargo, con el tiempo esta situación se
transformó en una rutina que ya no le provocaba mayor
placer y alegría. Fue entonces cuando intentó
alterar su vida mediante un proceso de cambio personal.
Comprendió que el cambio era parte de su vida y no era
adecuado permanecer inmóvil y sin novedades a
experimentar, pues el cambio le da oportunidad de ejercer su
creatividad y dinamismo para su pleno desarrollo.
Verano sí que quería cambiar y
sabía cómo cambiar. Nadie le decía
cómo ni cuando debía cambiar, pues siempre estaba
buscando nuevos lugares y actividades a desarrollar: viajando,
caminando, nadando, dirigiéndose al campo, la playa, la
ciudad; visitando amigos y familiares; leyendo, escribiendo,
trabajando, descansando. De tanto cambio, Verano llegó a
comprender que todo cambia o puede cambiar; su salud o enfermedad
pueden cambiar; su trabajo o educación pueden cambiar; sus
relaciones humanas pueden cambiar. En última instancia,
él puede cambiar y su vida en sí, es cambio
permanente.
Carta
A mi Otro Yo:
Quisiera remontarme a mi pasado. Hace mucho tiempo,
naciendo, llorando y caminando, fui creciendo y cambiando tanto
física como psicológicamente.
Juntos vinimos al mundo y así permanecemos hasta
el fin de mi vida. A pesar que no expresemos a veces nuestro
cariño hacia ti, dentro de nuestro corazón te
llevamos siempre con nosotros.
Veo aquel día lejano que llegué a tu lado
con ansias de aprender. Cuan difícil se me hacían
los momentos en que te interrogaba en búsqueda del
conocimiento y que agradable era, constatar que
rápidamente absorbía la totalidad de ellos. Defines
tu presencia sólo ante un auténtico buscador de la
verdad del conocimiento, que caracteriza la estructura permanente
de la personalidad de quien jamás escatima esfuerzos,
mientras exista alguna duda respecto a la comprensión
global de algún tema de interés. Además,
nunca has sido receloso con tus conocimientos, sino que ante
todo, compartes generosa y ampliamente los alcances de los temas
de tu dominio. Seguramente, debes tener experiencia
académica pues actúas como maestro, dando
así a conocer tu experiencia en amplios conocimientos de
variados temas, pero por sobre todo, tienes un gran dominio en lo
relativo al conocimiento de sí mismo. Es imposible que
mediante la palabra escrita pueda expresarse lo que en realidad
representas y, sería necesario para conocerte mayormente,
integrarse a una experiencia vivencial permanente
contigo.
Grandes satisfacciones me produce de estar juntos de una
forma íntegramente participativa, situaciones que originan
en nosotros verdaderas "explosiones de creatividad", puesto que
así y solamente así uno se siente verdaderamente
libre de opinar, libre de elegir y decidir el camino que nuestra
conciencia nos manifiesta.
Ahora bien, quien se atreve a juzgarte, yo lo
catalogaría como muy osado pues, ni siquiera yo mismo
intentaría hacerlo aun creyendo conocerte como creo que
eres. Sin embargo, este punto daría para un nuevo tema que
no es el caso hablar ahora.
¿Qué puedo decir de ti en
este momento importante de nuestra vida?
Quisiera decirte sólo unas pequeñas
palabras pero que llevaran en sí, un gran mensaje de
amistad.
Creo, que es muy difícil plantearte una breve
conversación que puede parecer un mensaje demasiado
liviano para lo que realmente te mereces.
Quizás nada de lo que diga tenga para ti un
significado trascendente, sin embargo, lo poco que pueda decir
eso sí, te lo aseguro, es verdadero.
En verdad, te aprecio mucho.
Creo que también hemos mantenido siempre una
amistad que seguramente será imperecedera. Por ello creo
que basta, tan solo unas breves palabras para indicarte que
detrás de ellas hay un gran significado en nuestra
amistad.
Voy a decirte algunas cosas, que si bien no tengan un
gran significado para ti, al menos, lo han tenido para mí
y que particularmente describen el aprecio que sentimos por ti
durante todo el tiempo que te conocemos. Quizás tú
no lo notes, aunque todo lo sabes, pero creo que si hacemos un
recuerdo de lo que hemos compartido, pueda cambiar nuestra
percepción de ello.
Creo que también más allá de la
formalidad de nuestros roles, hemos mantenido siempre una
cercanía, presta a comunicarnos, que ciertamente
permanecerá. Por ello, creo que basta, tan solo estas
breves palabras para indicarte que detrás de ellas hay un
gran significado en mi aprecio hacia ti.
Hoy te digo, que siento mucha amistad hacia ti, y que si
alguna vez pareció lo contrario, recuerda que a lo mejor
estaba con algún problema que absorbía las
energías y no dejaba expresar mis verdaderos
sentimientos.
Habría preferido no hablar de las crisis a que
nos vemos expuesto, pero ya que lo mencionamos, creo que es
conveniente hablar de ello. Una crisis es para mí una
llamada de atención de que algo no es correcto. Esto puede
permitir enmendar rumbos y cambiar de actitudes. Seguramente
definir lo que es correcto o no, es muy relativo, pero creo que
de todas maneras en nuestra forma de vida, se da una
percepción clara de lo que es correcto. Así, espero
que yo haya sabido afrontar estas crisis como una medicina para
curar el malestar. Quisiera así entenderlo. Es necesario a
veces tener estas crisis. Son crisis para el mejoramiento
personal.
Respecto de mis actividades, es bueno que me realice en
expresiones artísticas. Creo que todos debiéramos
además de nuestra profesión, tener una
afición natural hacia el arte, ya sea en literatura,
escultura, pintura, deportes, etc. Es una forma de manifestar las
capacidades interiores que permanecen latentes en cada uno de
nosotros. Sólo debemos cultivarlas. Esto he aprendido de
ti.
Ahora bien, si alguien me pidiera un buen consejo para
resolver un problema trascendental en su vida, yo podría
darle uno, pero en realidad creo que ni yo ni nadie podrá
hacerlo tan bien como quisiéramos, sino que debe buscarlo
por sí mismo y dentro de sí mismo. Quizás
deba buscar en su propia alma, pedir en un instante de profunda
reflexión y seguramente obtendrá una mejor
respuesta en su conciencia interior. Nadie que pide de esta
forma, deja de tener una respuesta, pero quizás si en
algún momento tenga la respuesta, o no la percibe, o no
quiere percibirla, porque si lo hace tendrá que cambiar y
esto produce no sólo en él sino en todos nosotros,
un gran temor, al que no quisiéramos enfrentarnos. Por
todo ello, creo que tú, el gran espíritu interior,
puedes darnos una respuesta a todos quienes buscamos una
solución adecuada a nuestros problemas.
No espero que estas pocas palabras tengan el poder de
transformar a alguien, sin embargo, me gustaría decir
ahora, que fuera de estar muy feliz y lo que estas palabras han
significado para mí, me alegra mucho ser tu
compañero por toda la vida.
PENSAMIENTOS.
¿Qué es la vida?
Es el desarrollo de la conciencia del
ser.
Maestro es aquel cuyo aporte no se
mide
en el número de discípulos
que le siguen,
si no en aquellos que aprenden
a ayudarse a sí mismos.
Tiene todo y no es nada,
Nada tiene y lo es todo.
Nada tengo,
nada poseo,
sólo soy.
La vida nos enseña que
la vida es algo más
de lo que percibimos,
algo más de lo que
pensamos, algo más
de lo que hacemos y
algo más de lo que somos.
El reino de la Conciencia
fluctúa
entre la verdad o la mentira,
entre la esperanza o el temor,
entre el amor o el odio.
El reino del Inconsciente
es la verdad,
es la esperanza,
es el amor.
La conciencia de maestro
está
en el reino del Inconsciente.
Mientras mayor sea nuestro
autoconocimiento,
menor será la
comprensión
de los demás hacia
nosotros mismos.
El secreto del éxito
está
en liberar y expandir
el campo de la conciencia.
La liberación y
expansión
de tu conciencia depende
de tu propia conciencia.
Tu cuerpo termina en tu
piel.
Tu mente comienza en tu
piel.
La conciencia no está
sólo
en tu cuerpo.
La conciencia está en
todas partes.
De todos los conocimientos,
el mayor de ellos
es la ignorancia.
El mundo de la ignorancia,
comprende tanto,
al ignorante que nada sabe,
al que ignora lo que sabe,
al que sabe lo que ignora,
al ignorante de sí mismo
y
al sabio que todo ignora.
Todo eso somos.
La ignorancia
de la ignorancia
es sabiduría.
¿Quién soy? No lo
sé.
¿De dónde vengo? No lo
sé.
¿Hacia dónde voy? No lo
sé.
Pero creo que voy,
en camino de saberlo.
El éxito en la vida se obtiene
al
trabajar para vivir antes que
vivir para trabajar,
vivir para amar antes que
amar para vivir,
trabajar para vivir, para amar.
Si dices la verdad o mentira,
si esperas o no,
si amas o rechazas,
vencerás o
perderás
en el juego de la vida.
Que la verdad sea tu luz,
la esperanza sea tu paz
y el amor sea tu guía.
El Maestro, el verdadero
maestro,
no va precedido por títulos ni
grados
sino sólo por su propia
conciencia.
Conocer la verdad,
pensar en la esperanza y
actuar con amor,
debes buscar para llegar a Ser.
El orador como el artista,
hablan a los sentidos.
El Maestro habla
a nuestra conciencia.
La paradoja del hombre en este
siglo
es que el SER no es y el NO SER
es.
Llegar a SER debe ser
lo que has de SER.
En el reino de DIOS en el Cielo,
impera la verdad, la esperanza, el
amor.
En el reino de DIOS en la Tierra, el
hombre
es libre de conocer, pensar, actuar y
Ser.
El más grande misterio
revelado,
el más poderoso conocimiento dado a
luz,
el más sabio pensamiento
jamás imaginado,
la más elevada acción
realizada,
para llegar a Ser lo que quieras ser
es,
iniciarte en
conocer, pensar, actuar y ser
en la Verdad, Esperanza y Amor.
El por qué el hombre no ha llegado a
ser
lo que debiera ser, se debe
principalmente
a que no sabe que
ha conocido su verdad antes que con la
verdad,
ha pensado en su esperanza antes que con
esperanza,
ha actuado en su amor antes que con
amor.
El verdadero y único maestro es
aquel que
le basta escribir y vaciar a cabalidad su
sabiduría
en una sola obra: su propia
vida.
Conocer es poder.
Pensar es poder.
Actuar es poder.
Dios ayuda a quien se ayuda a sí
mismo.
Conoce, piensa y ayúdate a ti
mismo.
Querer es poder.
Existen dos tipos de hombres:
los que dependen de otros y
los que dependen de sí
mismos.
El éxito puede resumirse en tres
palabras:
conocer, pensar y actuar.
La mayor sabiduría no está en
los libros,
está en nosotros mismos.
Busca a tu maestro en tu
conciencia.
El origen de todos los bienes y
males
de la humanidad, se encuentra
en la programación mental de
actividades.
El éxito en cualquier
actividad,
se obtiene primero
estableciendo el objetivo,
y después efectuar
la programación mental
pertinente.
La programación mental de
actividades,
incide en nosotros desde
que nacemos hasta el fin de nuestros
días.
El secreto del éxito
radica,
en conocer las oportunidades,
pensar en ellas y
actuar en las mismas.
En realidad todos hemos y
podemos
lograr el éxito que
merecemos
de acuerdo a lo que el hombre
piensa o pensará en ser.
Todo obtendrás
si tratas de
conocer, pensar y
ayudarte a ti mismo.
Mientras mayor sea el
autoconocimiento
menor será la
comprensión
de los demás hacia nosotros
mismos.
La conciencia no está sólo en
tu cuerpo
la conciencia está en todas
partes.
La energía de la conciencia no
se
demuestra por diversión,
se vive y experimenta
en la propia conciencia.
Cuando en una actividad,
pienses y actúes como
ignorante,
te has convertido
en maestro de la ignorancia.
Ayudarse a sí mismo, no
significa
valerse sólo de su propia
conciencia,
sino que esta debe ser el
principio
y no el fin de aquel beneficio.
La inteligencia es una variable
dependiente de la conciencia
de sí mismo y de los
límites
que esta le imponga.
La única verdad,
es que todas las verdades,
son una gran mentira.
La mayor grandeza de tu vida,
es la de recibir
ayuda de ti mismo.
La liberación y
expansión
de tu conciencia,
depende de tu propia conciencia.
Poemas
Nadie
Si nadie hace,si nada se hace,si nada hace
nadie por nadie,
ni nadie hace nada por nada,
nada se hará y nadie lo
hará.
Naturaleza
Cuando el follaje de las hojas se
mueve,
al son de la brisa matinal.
Cuando el río límpido corre,
bajo
el estruendo espumoso del
roquerío.
Cuando el alba, anuncia un
día
caluroso en la pradera.
Cuando el viento silba, en
nuestros
rostros gélidos de
frío.
Cuando los pájaros chillan y
vuelan,
alborotados por su despertar.
Cuando la lluvia cae sobre tu
mano,
mostrando la luz del arco-iris.
La Naturaleza le canta a la
vida.
Si Quieres
Si quieres en verdad ser,
debes en verdad actuar.
Si quieres en verdad actuar,
debes en verdad pensar.
Si quieres en verdad pensar,
debes en verdad conocer.
Si quieres en verdad conocer,
debes en verdad buscar.
Si quieres en verdad buscar,
debes en verdad esperar.
Si quieres en verdad esperar,
debes en verdad amar.
Si quieres en verdad amar,
debes en verdad ser.
¿Quiénes
Somos?
Cuando Bajo la sombra de un árbol
yacen los huesos en cuerpos de niños.
Cuando Escucho el lamento del hambre de un
estómago seco.
Cuando Siento el llanto de la debilidad
descarnada.
Cuando Tengo poco tiempo para pensar en la
maldad del hombre.
Cuando Intento borrar de mi mente esas
angustias.
Cuando Aprovecho mi tiempo en
banalidades.
Cuando Somos en lo que tenemos y no en lo
que demos.
Entonces me pregunto: ¿Quienes
somos?
Cuando Hacemos algo por estos
niños.
Cuando Unos dan todo de sí
mismo.
Cuando Muchos prestan sus servicios de
caridad.
Cuando Andamos buscando el alivio de los
demás.
Cuando No escatimamos esfuerzos por
liberarlos de sus cadenas.
Cuando Osamos ayudarlos en todas las
adversidades.
Cuando Somos ojos y oídos de los
desamparados.
Entonces me pregunto: ¿Quienes
somos?
Cuando Ante toda ocasión lastimosa
primero acogemos al niño.
Cuando Nadie puede impedirnos hacerlos
libres.
Cuando Gestamos oportunidades para su
propio destino.
Cuando Elegimos la forma de vivir que
más le favorezca.
Cuando Levantamos nuestro rostro hacia
él.
Cuando Esperamos con humildad superar sus
limitaciones.
Cuando Somos lo que siempre hemos
sido.
Entonces me pregunto:
¿Quiénes somos?
Si no Amas
Si no actúas, inútilmente
serás,
si no piensas, inútilmente
actuarás,
si no conoces, inútilmente
pensarás,
si no buscas, inútilmente
conocerás,
si no esperas, inútilmente
buscarás,
si no amas, inútilmente
esperarás.
No Esperes
No esperes ser sin actuar,
no esperes actuar sin pensar,
no esperes pensar sin conocer,
no esperes conocer sin buscar,
no esperes buscar sin esperar.
Cuando Escribo
Cuando comienzo con el escrito,
cuando avanzo por esta
búsqueda,
cuando cambio los cambios
hechos,
cuando vuelvo a comenzar de
nuevo,
cuando llamo a las puertas,
cuando se cierran nuevamente,
cuando la paciencia me domina,
cuando al fin se abre un camino,
llegan y me dicen,
¡Esto no se publica!
¿Qué más puedo
pedir?
¿Qué he hecho en mi
vida?
nacer…
comer y beber,
gatear, caminar, saltar y correr,
ver, oir, saborear… olfatear y tocar.
respirar…
dormir y soñar,
pensar y recordar,
orinar, defecar y transpirar.
escribir, dibujar, leer… cantar y recitar.
construir…
relaciones de amor,
sembrar y engendrar,
dirigir, planificar,
y,… meditar.
¿Qué más puedo
pedir?
¿Por Qué?
¿Por qué hacemos la pregunta
¿Por qué??
¿Dónde está el
¿Dónde??
¿A quién se refiere ¿A
quién??
¿Cuál prefiere a
¿Cuál??
¿Por qué hacemos la
pregunta?
Ya eres distinto
Antes era otro…
Ahora soy otro, distinto,
me decía que no
podía,
hoy puedo.
Temía cambiar,
hoy he cambiado.
Cuando llegó el momento,
el momento me detuvo,
me paralicé.
Anduve un paso, otro paso
y actué, como nunca lo había
hecho.
Hoy mis oídos escuchan:
¡Ya eres distinto!
y lo creo, y lo soy.
Cómo he cambiado,
que me gusta escuchar:
¡Ya eres distinto!
Conclusión
Siempre hemos sabido, consciente o inconscientemente que
el "lenguaje de los dioses" es el lenguaje de la
poesía. Ahora pensamos que esto es así, porque la
poesía es paradojalmente la forma de comunicación
más cercana a la conciencia ordinaria y a su vez,
simultáneamente la más lejana a ella. La
importancia de esto es que siendo la poesía una especie de
estado alterado de conciencia tanto en su creación como en
su audición, se percibe, en parte como que forma parte de
un proceso que está emergiendo durante la escucha de la
poesía. ¿Por qué sucede esto? Parece que la
poesía neurológicamente contiene todos los
elementos de un sistema complejo cuyos elementos intervienen y
emergen durante su audición. Es así que la
poesía es, de por sí, un sistema verbal que
contiene figuras, imágenes arquetípicas y ritmos
periverbales que interfieren en forma dual entre ambas formas de
lenguaje haciendo emerger en nuestra conciencia un lenguaje
de los dioses, muy cercano a un estado alterado de
conciencia, donde la esencia del ser se encontraría
presente.
Existen técnicas para el acceso a esta esencia
del ser, sin embargo, requiere de una predisposición a
realizarlas, que no es fácil conseguirla en forma
habitual. No ocurre lo mismo con la poesía, pues esta
consigue bastante en breve tiempo y profundidad por efecto de
nuestra naturaleza interior aunque sea en forma tangencial, lo
que no puede hacer ninguna técnica que requiere de mayores
preocupaciones y cambios de hábitos y tiempo, que no
estamos normalmente dispuestos a sacrificar en estos procesos y
que vemos como "una pérdida de tiempo". De ahí que,
la poesía es la herramienta por excelencia para
encontrarnos con nuestra naturaleza interior, una naturaleza
llena de sentimientos ecológicos y de bienestar de
sí mismo.
La poesía, nos lleva al retorno del eterno
presente. Hay que distinguir el presente del eterno presente.
Estar en el presente puede significar no tener quejas del pasado
y preocupaciones del futuro. Sin embargo, estar en el eterno
presente es estar en el no tiempo y el no tiempo significa que
está disponible la eternidad del tiempo en el presente.
Hay una trascendencia del tiempo.
La poesía viene de la otra realidad. La realidad
que no es esta realidad, pero se encuentra oculta en esta
realidad. Por lo tanto, de alguna forma, el origen o la fuente de
la poesía, se encuentra presente en esta realidad,
solamente que en estado ordinario no somos capaces de percibir
esta fuente de la realidad de la poesía.
La poesía es como un iceberg. Se percibe la
estructura verbal que es la mínima parte del contenido del
"sistema poesía". La mayor parte de este sistema
está oculto, pero que tiene el peso del contenido del
mensaje que pretende entregar e influenciar a la conciencia
ordinaria.
La poesía, es el sonido del silencio. Los
espacios, pausas o brechas de silencio, que oculta el lenguaje de
la poesía, nos sumergen hacia el no lenguaje, hacia el
lugar donde emerge de la nada la materia, donde la materia se
transforma en espíritu, donde el espíritu se
comunica en el lenguaje del ser.
La poesía es, entonces, el lenguaje
de los dioses.
Bibliografía
Peña, O. (2004). Para salvar la
Tierra. Santiago de Chile: Mago Editores.
Autor:
Omar Peña